Baile
El baile flamenco es una manifestación muy antigua circunscrita al ámbito andaluz. Tiene una vigencia de más de dos siglos, dentro de una evolución constante a lo largo de este largo periodo de tiempo. Su edad de oro se registra entre 1869 y 1929.
Etapa 1ª: La antigua flamencología arrancaba siempre con un paisaje en el que jóvenes gaditanas bailaban al son de los cantes. Bailaban a la luz de los candiles en los patios de las tabernas o en la cuevas. Hay que destacar sus puntos geográficos en Granada (Sacromonte), Cádiz (Puerta Tierra) y Sevilla (Triana).
Etapa 2ª: Desde mediados del siglo XIX se inicia el profesionalismo en el baile y ya hay documentos que certifican las actuaciones de diversos bailaores y bailaoras en distintos puntos del glopo. Es la etapa en la que aparecen y se desarrollan los Cafés Cantantes. Se dió mas brillantez al zapateado, y comenzó a usarse la bata de cola.
Los bailes más ejecutados eran los tangos, la soleá, las alegrías y el garrotín.
Etapa 3ª: La aparición de los espectáculos integrados en la llamada "Opera Flamenca" y la decadencia de los Cafés Cantantes que tuvieron su esplendor en la época anterior, cambia el panorama. Aquí ya había estrellas de nombre internacional.
Etapa 4ª: El baile flamenco toma un nuevo y renovador giro, ya que se integra en coreografías denominadas "Ballets Flamencos", que conviven con el baile tradicional. Aparecen grandes figuras del baile que lo hacen evolucionar artística y técnicamente difundiéndolo por todo el mundo.
Lo más valioso de esta historia aquí resumida es que sigue siendo presente.
De generación en generación, el legado del baile flamenco va transmitiéndose, para conservarse y evolucionar. Y es que nada como el baile flamenco para representar la vitalidad y pureza del arte al que pertenece, el arte flamenco.