Alegría

Especie - la más conocida y rica - de las cantiñas tipicamente gaditana (de Cádiz, capital). Consta de coplas romanceadas y se ajusta al compás de soleá, pero llevado con más viveza, y a diferencia de la soleá, no sigue las inspiraciones de la cadencia andaluza. Eminentemente festivas, las alegrías fueron hasta hace poco cantes bailados por una mujer. Era bailaora su intérprete. Desde los tiempos de los cafés cantantes, donde las bailaban Juana La Macarrona, La Malena, Fernanda Antúnez, La Mejorana y Gabriela Ortega entre otras grandes bailaoras, hasta la actualidad, es un estilo casi obligado en todos los repertorios. Hoy en dia existe también el ante por alegrías "masculino". El baile se caracteriza por tener unas escobillas muy remarcadas y una parte muy sosegada llamada silencio. En este se introduce el toque melódico en tono menor de la guitarra. Aurelio Sellés o de Cádiz es el maestro del cante por alegrías. Siguen su escuela Manolo Vargas, "Pericón de Cádiz", "La Perla", Maria Vargas, Beni de Cádiz y Sernita de Jerez.

Proviene de la adopción que se hizo en Cádiz de la jota aragonesa que se cantaba en la época de la Guerra de la Independencia. Según la tradición, fue el cantaor gaditano Enrique Butrón quien fijó su forma flamenca. Otro de sus rasgos es el tradicional “tirititran”, que según Chano Lobato, lo inventó Ignacio Ezpeleta durante una fiesta en la que se le olvidaron las letras.

Cante festero para bailar. Se caracteriza por su dinamismo, desenvoltura y gracia. Se baila por ambos sexos, aunque es más propio de mujer. Destacan, sobre todo, las de Cádiz y las de Córdoba. Se diferencia de otros palos en que, además de los pasos característicos, introduce el silencio, que es la parte que corresponde al toque melódico en tono menor de la guitarra, compuesto de paseíllos y marcajes, y que termina con una llamada. Desde los tiempos de los cafés cantantes, donde las bailaban Juana La Macarrona, La Malena, Fernanda Antúnez, La Mejorana y Gabriela Ortega entre otras grandes bailaoras, hasta la actualidad, es un estilo casi obligado en todos los repertorios. Tanto en el cante como en el baile, su compás es idéntico a la soleá, aunque más aligerado, proporcionándole su toque un aire más vivo.

Proviene de la adopción que se hizo en Cádiz de la jota aragonesa que se cantaba en la época de la Guerra de la Independencia. Según la tradición, fue el cantaor gaditano Enrique Butrón quien fijó su forma flamenca y después Ignacio Espeleta quien introdujo la salida o tercio de preparación que actualmente más se emplea, ese “Tirititrán tran, tran,...” tan popularizado por el sevillano Manolo Vargas años más tarde. Entre sus mejores intérpretes al cante, destacan Pericón de Cádiz. El Flecha de Cádiz. El Beni de Cádiz, El Chato de la Isla, Fosforito, La Perla de Cádiz, El Camarón de la Isla, Chano Lobato y Juanito Villar, entre otros. Cante con copla, por lo general, de cuatro versos octosílabos. Entre las coplas se suelen intercalar variaciones de diferente música por el mismo compás, llamadas juguetillos.

Este palo nació de la jota de Cádiz y, como cualquier otra jota, la alegría va en tonalidad mayor, al igual que toda la gama de cantiñas. No obstante, en el caso de las alegrías, hay cambio de escala, al introducir el silencio. En la entrada se hacen cinco rasgueos lentos, con un tiempo de espera y se hace alguna falseta o falsetas para entrar en la escobilla que se mantiene hasta que la bailaora haga la llamada para el cierre. Después viene el paseillo acompañado de rasgueo que termina con llamada y, de nuevo, escobilla y llamada para terminar con la ida de alegrías.