Rondeña
Algunos autores emparientan la rondeña, por su etimología, con los cantes de ronda o rondar, parece, sin embargo, que su lugar de origen fue la ciudad de Ronda, localidad fronteriza entra las provincias de Cádiz y Málaga. Las rondeñas pertenecieron al cancionero popular andaluz antes de aflamencarse definitivamente y es preciso apuntar que durante el siglo XIX se produjo una expansión de diversas variantes del género por toda la geografía andaluza. En opinión de Arcadio Larrea es la rondeña el primer fandango andaluz que aparece individualizado, distinguiéndose por su valentía. Luque Navajas considera la rondeña como fandango muy antiguo que se hace flamenco al cambiar el campo por la urbe, un ante abandolado debido al tipo de acompañamiento que realiza la guitarra. El mismo autor considera la rondeña como un fandango antiguo de Málaga, que dio lugar a unas de la bandolás mas floridas. Fernando el de Triana alude a la rondeña como género puntero en el repertorio del cantaor sevillano Silverio Franconetti, lo que demuestra que hubo una época en la que la rondeña gozaba de la atención de los cantaores. Hoy pertenece casi exclusivamente al repertorio de los guitarristas.
Su interpretación a la guitarra, como género instrumental, añade singularidad a la rondeña como género flamenco. La rondeña instrumental tiene una forma particular de afinar la guitarra. sexta cuerda en re y tercera en fa#, a fin de poder acompañar en re mayor obteniendo una sonoridad aún más amplia. Miguel Borrul padre, aparece como pionero de la rondeña para guitarra, aunque este género fue más tarde engrandecido por Ramón Montoya. Cuando la rondeña se compone para guitarra suele realizarse más sobre la parte modal que sobre la tonal, reservada siempre a la copla cantada. La rondeña se canta sujeta o no a un compás, es decir, se acompaña con ritmo abandolao o sin un ritmo externo claro.
Como cante para bailar carecía originariamente de compás externo, hasta que Carmen Amaya le impone de nuevo el compás abandolao. Otra versión bailable es la denominada rondeña minera que, con ritmo de taranto, compuesto por Sabicas a partir de una composición de Ramón Montoya y una taranta de Tía Anica la de Ronda. Estébanez Calderón se refiere, en 1847, a las vueltas y mudanzas del baile de la rondeña, lo que hace pensar que fue género bailable antes de su aflamencamiento.