Rumba

Es un estilo de origen hispanoamericano. Como cante flamenco era desconocido hace poco más de medio siglo, pero los gitanos de Cataluña lo divulgaron a partir del año 1940. En la actualidad, aunque no goza de estimación entre los verdaderos aficionados, sí es enormemente popular en todo tipo de fiestas. Aunque carece por completo de verdadera hondura y de autenticidad flamenca, se ha convertido en el símbolo de universal del flamenco entendido al modo turístico y frívolo. Las rumbas son muy rítmicas y bailables y admiten continuamente la improvisación.

 

Procede de un baile cubano. Se popularizó en España través del teatro y los espectáculos de variedades, de donde la toman los interpretes flamencos, prestándole un aire festero entre el tango y la bulería. Cuando es representada por artistas flamencas, presenta en el baile un predominio manifiesto de lo gitano (energía vital, pasión, movimientos violentos) sobre lo andaluz (punteados, movimientos armónicos, gracia), y contiene un gran número de desplantes y movimientos convulsivos y de torsión. La rumba flamenca tradicional ha seguido siendo el territorio de la bailaora que suele bailar sola. El compás es de cuatro tiempos.

 

Generalmente es el guitarrista el que sigue el invariable patrón acompañante en un rayado (rasgueado semipercutivo), lo que en Cuba a veces se llama “tumbao” y que es elemento imprescindible en toda la música sonera. Aunque en el flamenco predomina la escala andaluza, sobre lo tonal (escalas mayor y menor), todos aquellos géneros de influencia americana llevan impreso el carácter tonal. Una innovación rítmica, característica de las rumbas catalanas, es la técnica de la llamada “guitarra ventilador”. Se considera a Antonio González ‘El Pescaílla’ su inventor. Se trata de un estilo que, a veces acompañado por palmas y percusión, trata de sintetizar el complejo polirrítmico de las expresiones musicales cubanas.

 

Es un cante folklórico aflamencado que pertenece al grupo de los cantes de ida y vuelta, como la guajira, la colombiana, la milonga y la vidalita, formas musicales procedentes de Hispanoamérica y que han sido incorporadas al flamenco. Los flamencólogos lo clasifican como un género chico o menor. En la discografía anterior a 1935, solamente se encuentran grabaciones de este estilo a cargo de La Niña de los Peines, Bernardo el de los Lobitos y Manuel Vallejo, aunque hay que citar de aquella época a otros de sus intérpretes, entre ellos José Ortega, Diego Antúnez y Pepe de la Matrona. En los años cincuenta, los gitanos catalanes pusieron de moda este cante; ‘El Pescaílla’ y Peret son algunos de sus más significativos intérpretes. También Madrid tiene su escuela, la de Caño Roto; Manzanita es el más conocido rumbero de la capital de España. Las coplas suelen ser de cuatro versos generalmente heptasílabos y a veces octosílabos.


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